La relación entre trabajo y salud es compleja y con dos caras: una positiva y otra negativa. Por un lado, a través del trabajo las personas logramos una serie de aspectos favorables e indispensables para asegurarnos la propia subsistencia y el aumento de la calidad de vida. Mediante la actividad laboral es posible lograr reconocimiento, satisfacción y felicidad, siendo un excelente medio para alcanzar metas personales y sociales y revitalizar tanto la mente como el estado físico. Sin embargo, en la otra cara de la moneda encontramos los riesgos que entraña el trabajo en forma de accidentes o como causa de daños en la salud de los trabajadores, tanto en el plano físico, como psíquico o emocional.
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